jueves, 21 de abril de 2016

Los pezones de Rihanna. El coito sin fin del capitalismo



Fragmento de un fotograma de su videoclip "Kiss It Better".



Jon E. Illescas

Rihanna es la Reina absoluta del videoclip mainstream. Si analizamos los 500 vídeos musicales más vistos de la primera década de YouTube, en nada menos que en 26 aparece la célebre cantante.1 La barbadense más internacional, apadrinada por el extraficante, rapero y multimillonario ejecutivo estadounidense Jay-Z, supera ampliamente a otras estrellas del pop como Justin Bieber, Katy Perry o Shakira. Sin embargo, la cantante tiene otro hito en su poder. El año pasado apareció por primera vez haciendo topless en su vídeo Bitch Better Have My Money (“Zorra, mejor que tengas mi dinero”). Nunca antes se había producido un topless de una reina del pop en un videoclip dominante. La Madonna negra del siglo XXI superó a la caduca Madonna blanca del XX.2 Desde entonces, Rihanna no ha cesado en su empeño de mostrarnos los senos en cada uno de sus nuevos vídeos. Y ya llevamos tres.3
 
Así es, porque posteriormente al citado siguió con su estrategia de seducción,  tanto en su videoclip Work (“Trabaja”) en compañía del rapero Drake, como en Kiss It Better (“Bésalo mejor”). En todos, la célebre intérprete decidió mostrar sus otrora privadas areolas al conjunto de la juventud mundial. ¿Exagerado? Los tres vídeos suman en pocos meses más de 350 millones de visualizaciones, una población que multiplica por tres la suma de todos los jóvenes de la Unión Europea y Estados Unidos.4 Pero, ¿cuál es la razón de esta aparente obsesión de Rihanna con sus pechos?

En realidad no se trata de la voluntad de la cantante, aunque en última instancia, tenga que dar su consentimiento (faltaría más). Se trata del modo de producción que marca la lógica que determina la forma y el contenido de estos videoclips más comerciales: el capitalismo. En este sistema socioeconómico la mayoría de los productos se realizan con la “interacción” de dos clases sociales: los empresarios, que son los dueños de los medios de producción (empresas, medios de trabajo, materias primas, etc.) y los asalariados, que como no tienen aquellos han de trabajar para los primeros a cambio de un salario con el que sobrevivir. El problema es que, pese a las apariencias,  no es un trato justo entre ciudadanos libres porque el salario tiene un valor inferior al trabajo realizado por los “currantes”.5 ¿De lo contrario, de dónde saldría el beneficio? El salario no paga el trabajo de más contenido en las mercancías propiedad del empresario. Por esa razón, una vez vendidas, los empresarios transforman ese plustrabajo/plusvalor en suculentas ganancias. 

¿Y qué tiene que ver todo este anticuado “rollo marxista”? ¿No era más adecuado para los explotados obreros de las fábricas de algodón de Mánchester en siglo XIX que para los provocadores videoclips de la musa caribeña en el XXI? En realidad no, porque la explotación capitalista se da en todos los sectores donde interaccionan económicamente estas dos clases sociales que todavía hoy escinden a la humanidad en dos partes enfrentadas. Poco importa si fabrican coches, helados, misiles, videoclips, condones o rosarios del Papa Francisco. El videoclip es así un producto audiovisual que en nuestro sistema adopta la forma social de mercancía capitalista, es decir, se fabrica mediante la inversión de capital de empresarios que contratan a trabajadores para producir un vídeo de su propiedad con el fin de venderlo en el mercado al mejor precio posible. 

¿Y en qué momento entran en acción los pechos de Rihanna? En la lucha frente a la competencia. Pues resulta que el ojo humano, sea masculino o femenino, observa un 20% más rápido que cualquier otra imagen aquellas que poseen contenido sexual.6 Por esa razón otra famosa estrella del pop, Miley Cyrus, sentenció sabiamente aquello de: “Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas”.7 Por ello en un mercado audiovisual (pongamos YouTube) repleto de videoclips en durísima competencia, es funcional para los empresarios que los financian utilizar el reclamo visual para congregar las atenciones de los espectadores.8 Una vez reunidas serán vendidas como nuevas mercancías a los anunciantes que pagarán por esos videoclips. Es decir, cuando millones de jóvenes queden atrapados/as observando la artísticamente realzada sexualidad de Rihanna o los pectorales de Justin Bieber, los anunciantes de turno tendrán que pagar al canal YouTube y a los propietarios del vídeo (Universal, Vevo, etc.) por haber construido un excelente cebo capaz de transformar esas atenciones en mercancía. De este modo, las empresas anunciantes podrán bombardear a los seguidores de Rihanna y Bieber con esa desarrollada forma de lavado cerebral llamada publicidad. Y todos contentos, ¿verdad?

En realidad, hay muchos que salen perdiendo. No sólo los trabajadores que cada vez son más pobres en relación con los empresarios,9 sino también los amantes de la música y el arte del videoclip. Debido a los condicionamientos capitalistas que encorsetan la música dirigida a las mayorías, ésta es cada vez más pobre musical y semánticamente hablando. Paralelamente, los videoclips que la ilustran tienen una forma y un contenido crecientemente homogéneos. La oligarquía mediática que personifica la lógica capitalista y de clase de la industria cultural impide que la música de masas sea más variada y de mayor calidad de lo que es.10
Además, con los videoclips mainstream se produce lo que denomino la “estrategia del coito sin fin”.11 Ésta basa su poder de atracción en la continua excitación sexual del espectador. Así retiene su mirada en una zozobra interminable que continuamente contiene la promesa del orgasmo que su mismo flujo comunicacional debe negar para que la atención sea constantemente (re) mercantilizada y desviada hacia la oferta mercantil representada en el contenido audiovisual. En el videoclip dominante, la maldición del coito sin fin alcanza su expresión más elevada y sus agotados voyeurs forman su castigado público fiel.
Como la oligarquía mediática que controla/censura la música de masas desde la cima de la industria impide que la música destinada a las mayorías verse sobre  otros temas diferentes al sexo, la riqueza, la competitividad, la agresividad o el amor/desamor, hay decenas de temas importantes para la juventud que enmudecen o directamente desaparecen del flujo del videoclip mainstream. Entre ellos están aquellos que tienen que ver con la crítica al sistema: a las desigualdades sociales, las guerras, el hambre o el cambio climático. Pero tampoco encontraremos otros alejados de la política como la amistad, la solidaridad, la espiritualidad o el amor entendido más allá del unidimensional atractivo físico.   Por eso cada vez veremos más vídeos de Rihanna enseñando sus intimidades y menos de aquellos que no versen sobre el reclamo sexual. Habrá más videoclips como Work y menos como el políticamente comprometido y parcialmente censurado They Don’t Care About Us de Michael Jackson.12 En la actualidad, la libertad artística de los cantantes más populares es de la más bajas que se recuerdan debido a la concentración y centralización del capital que ha permitido que la luz verde sobre los vídeos más comerciales que verán la luz se tome cada vez por menos manos. 

La existencia de algún grupo crítico como Calle 13 o Rise Against en el flujo audiovisual proporcionado por la gran industria (con sólo tres grandes discográficas controlando la distribución de más del 92% de los videoclips más populares) no cambiará el hecho de que el flujo sea aplastantemente mayoritario en favor de ideologías y valores (o contravalores) funcionales para el empresariado.13 Un par de célebres amigos lo apuntaron hace mucho tiempo: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época […] La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan […] las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente”.14

Quizás en la huida sin fin a la que está abocado el capitalismo (económico, político y cultural) lleguemos a una situación que hoy todavía puede parecernos sorprendente. Así es porque quizás dentro de unos años, en los videoclips dominantes, las estrellas de la canción deberán realizar escenas de sexo explícito para llamar la atención de los espectadores.15 No en vano, no pueden reclamarla de otro modo ajeno a la sexualidad y si ya están mostrando pezones, no se puede disminuir la temperatura de la provocación. No enseñarlos a partir de ahora será un riesgo empresarial de primer orden. Al menos para Rihanna y similares. Y esto que parece una broma de mal gusto en realidad nos ilustra sobre el sinsentido (social) de nuestro sistema. 

Llegados al final de esta reflexión, tres preguntas me rondan. De lo micro a lo macro: primera, ¿cuántos videoclips interpretará a partir de ahora Rihanna sin mostrar sus pezones? Segunda, ¿cuándo se realizará la primera penetración o felación de una celebridad en un videoclip dominante? Tercera, ¿cuándo la mayoría social se percatará que no hay otro presente cultural posible bajo el capitalismo? Añado una cuarta con ansias constructivas: ¿Cuándo los que deseamos lograr un mundo mejor nos daremos cuenta que con este “alimento cultural” no habrá futuro alternativo posible sin crear una cultura contrahegemónica que seduzca a las mayorías? 

El tiempo pasa inexorable, se acelera y en manos de otros nos oprime sin que apenas se oigan respuestas. Comencemos al menos por preguntarnos en voz alta qué hacer o los de siempre, desde sus grandes altavoces, nos seguirán dictando el ritmo y la melodía de nuestras vidas. Y mientras tanto, desde el altar del poder secular de la burguesía,  los pezones de Rihanna o quien la substituya serán el opio de un futuro repleto de cadáveres. Los nuestros, masacrados por lacerantes ritmos de trabajo, por la constante burla política y por el exterminio de toda cultura impregnada de humanismo. 

No es cuestión de censurar el contenido sexual de ningún producto cultural, ni mucho menos, sino de entender que los seres humanos somos algo más que falos y pechos ansiosos de ser consumidos. Algo que, dicho sea de paso, contradice la función que el capitalismo nos tiene asignada. Por eso Rihanna es prisionera de sus propios pezones, convertidos en punta de lanza de las ubres del capitalismo internacional. 

Jon E. Illescas es Doctor en Sociología y Comunicación y Licenciado en Bellas Artes. Recientemente publicó La Dictadura del Videoclip. Industria musical y sueños prefabricados (El Viejo Topo, 2015). 

El presente artículo fue finalizado el 19 de abril de 2016 y publicado en el Topo Express. Tiene derechos Creative Commons y puede distribuirse libremente sin ánimo de lucro, citando la autoría y respetando todo el formato.

Notas:

1. ILLESCAS, Jon E. (2015), La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, p. 65.

2. Madonna mostró un pezón durante unas fracciones de segundo casi imperceptibles de un plano general de su videoclip Papa Don’t Preach (1986), donde ya era una estrella. En concreto en diferentes momentos del metraje  entre el 1:36 y el 1:39.

3. Algunas veces sin ninguna prenda por encima (Bitche Better Have My Money) y en otras con alguna transparente (Work).

4. EUROPEAN COMISSION (2015), Situation of Young People in the UE, Bruselas: European Comission, p. 7. Datos para Estados Unidos: Indexmundi [Consultado el 19/04/2016].

5. MARX, Karl (2010), El Capital (3 tomos). Madrid: Siglo XXI [1872, (segunda edición en alemán con notas de la 3ª y 4ª )].

6. ANOKHIN, Andrey P. y otros (2008), «Rapid discrimination of visual scene content in the human brain». En National Institute of Health, [en línea], 4 de junio.

7. GÓMEZ, Lourdes (2014), «Miley Cyrus: ‘Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas’». En El Mundo, [en línea], 6 de mayo.

8. El primero en descubrir la mercantilización del público fue el comunicólogo Dallas W. Smythe. Posteriormente, el que precisó que en realidad no era el público el que se transformaba en mercancía sino sus atenciones fue Tanner Mirrlees.

9. FARIZA, Ignacio (2015), «El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo juntos». En El País, [en línea], 13 de octubre.

10. ILLESCAS, Jon E. (2015), La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, capítulo 

11. Ibíd., p. 283.

12. Nos referimos a su versión censurada Prision, pero también a la que obtuvo una censura menor y conocen casi todos sus fans, grabada en Brasil. Ibíd., pp. 400-402.

13. Ibíd., p. 138.

14. MARX, Karl y ENGELS, Friedrich (1846), La ideología alemana. Barcelona: Grijalbo [1972], p.50.

15. En los conciertos, varios cantantes de primera fila ya simulan tener sexo con sus seguidores. Véase: ILLESCAS, Jon E. (2015), La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, p. 287.

lunes, 14 de diciembre de 2015

La Dictadura del Videoclip (Nuevo libro de Jon E. Illescas)

Portada del libro obra de Miguel Brieva.


Después de siete años de investigación y casi uno de escritura, estoy muy feliz de anunciaros que ya está a la venta mi nuevo libro: "La Dictadura del Videoclip. Industria musical y sueños prefabricados" (El Viejo Topo, diciembre de 2015). Además de un pliego central con imágenes a todo color, el título cuenta con estupendas ilustraciones del artista plástico Miguel Brieva. A continuación os dejo la sinopsis que aparece en la contraportada:

¿Cómo acabó Shakira trabajando para el presidente de los Estados Unidos y Katy Perry para el Pentágono? ¿Por qué hay tan pocos artistas comprometidos en plena crisis? ¿Cómo se ponen “de moda” las canciones que todos conocemos? ¿Qué relación hay entre los videoclips y la falta de conciencia crítica de gran parte de la juventud? En esta obra multidisciplinar se exponen las conexiones ocultas entre las estrellas del pop, la industria cultural, el narcotráfico, la alta política y el capitalismo global. Analizando la propiedad y el funcionamiento de las grandes empresas que crean la música de masas, se desvela cómo la élite de la clase dominante reproduce en los jóvenes valores e ideologías funcionales para renovar su poder.

Con la difusión de Internet, el videoclip se ha transformado en  el producto cultural más consumido por la juventud internacional, por encima de libros, películas, videojuegos o programas de TV. En base al análisis de los 500 vídeos más vistos en YouTube, se exponen las constantes y las ausencias más notables del contenido de este flujo audiovisual que condiciona la vida de millones de adolescentes. Además, el libro, narra las biografías críticas de las 20 estrellas más importantes del pop señalando controvertidos aspectos de su camino hacia el poder. También analiza la música que nada a contracorriente, exponiendo la censura que enfrenta y esbozando sus posibilidades futuras.

Un libro explosivo que de un modo sumamente entretenido y con sentido del humor aúna claridad expositiva, profundidad teórica y rigor científico. Una obra original que no se parece a nada de lo que haya leído y que resultará imprescindible, no sólo para quien busque entender críticamente la producción del pop actual, sino también para aquellos activistas o educadores  interesados en construir un mundo mejor.

lunes, 9 de febrero de 2015

Los 100 videoclips más vistos en la historia de YouTube

Fotograma de "Gangnam Style", el videoclip más visto de la historia.


Jon E. Illescas (Jon Juanma) *


Lejos quedaron los tiempos de la Music Television (MTV) con sus vídeos de Michael Jackson, Prince o Madonna. Ahora, en mitad de la segunda década del siglo XXI es YouTube el principal medio por el cual se visualizan los videoclips en todo el mundo. Sin importar diferencias geográficas, políticas, religiosas, sexuales o de clase, cientos de millones de jóvenes allende las fronteras consumen su música preferida a través de este popular formato que mezcla la experiencia visual con la sonora. No existe ningún producto cultural que llegue a un público tan numeroso. Ni tan siquiera las películas de Hollywood o los videojuegos.
Por esa razón me pareció interesante comprobar cuáles habían sido, hasta la fecha, los 100 videoclips más vistos de toda la historia del popular canal estadounidense de streaming. Para ello contabilicé aquellos vídeos que se encontraban dentro de la definición general de videoclip que propuse en mi tesis doctoral del año pasado: 1

Un videoclip es un cortometraje basado en el desarrollo de una composición musical previa que fundamenta el despliegue de un conjunto de imágenes, las cuales, unidas a la música, dan lugar a un nuevo discurso estético (Illescas, 2014:57).

Como en breve comprobaremos al echar un vistazo a la lista, casi todos los videoclips que dominan la icosonosfera-mundo son mainstream, propiedad de las industrias culturales hegemónicas, esto es, de grandes conglomerados mediáticos trasnacionales que poseen las discográficas más importantes (Universal, Sony y Warner). Antes de precisar qué entendemos por videoclip mainstream o dominante hemos de atender a la definición que aportamos para el videoclip comercial, ya que el primero es un subgrupo del segundo:

El videoclip comercial es un tipo de videoclip producido para la obtención de réditos económicos, sea por medio de su venta directa o indirecta. Usualmente está asociado a la publicidad de un intérprete musical y/o una determinada composición musical (Ibídem).

A continuación precisemos cuál es la definición, dentro de los videoclips comerciales, de aquellos considerados como dominantes:

El videoclip mainstreames aquel videoclip comercial producido y difundido por las industrias culturales hegemónicas con la intención de conquistar un público mayoritario dentro de una o varias franjas de edad en un territorio determinado, usualmente, de amplitud transnacional.

            A continuación veremos quiénes son los artistas que protagonizan este flujo audiovisual de música y seducción, cuáles son los videoclips más vistos desde la creación de YouTube hace diez años hasta que ordenamos el presente Top 100 a principios de febrero de 2015:

Puesto
Nº de visualizaciones
Videoclip
Artista/s
1
2.224.529.841
Gangnam Style
PSY
2
1.132.776.845
Baby
Justin Bieber
3
811.009.213
Party Rock Anthem
LMFAO
4
806.165.078
On the Floor
Jennifer Lopez
5
802.892.622
Love the Way You Lie
Eminem con Rihanna
6
800.614.961
Waka Waka (This time for Africa)
Shakira
7
794.711.689
Dark Horse
Katy Perry con Juicy J.
8
790.059.089
Gentleman
PSY
9
775.299.278
Roar
Katy Perry
10
742.287.330
Wrecking Ball
Miley Cyrus
11
687.338.672
Bailando
Enrique Iglesias con Descemer Bueno y Gente de Zona
12
645.933.546
Thrift Shop
Macklemore y Ryan Lewis con Wanz
13
639.290.165
Danza Kuduro
Don Omar con Lucenzo
14
638.505.465
Call Me Maybe
Carly Rae Jepsen
15
637.670.915
Counting Stars
OneRepublic
16
612.936.368
Bad Romance
Lady Gaga
17
611.785.868
Ai Si Eu Te Pego
Michel Teló
18
601.743.898
The Lazy Song
Bruno Mars
19
599.447.756
Rolling in the Deep
Adele
20
598.756.428
What Makes You Beautiful
One Direction
21
596.193.340
Somebody that I Use to Know
Gotye con Kimbra
22
584.012.831
Not Afraid
Eminem
23
571.678.107
Propuesta indecente
Romeo Santos
24
562.753.873
Happy
Pharrell Williams
25
551.567.257
All About That Bass
Meghan Trainor
26
550.777.589
Rain Over Me
Pitbull con Marc Anthony
27
542.599.051
Wake Me Up
Avicii con Aloe Blacc
28
540.482.861
Opa Is Just My Style (2ª version de Gangnam Style)
PSY con Hyuna
29
527.915.398
Shake It Off
Taylor Swift
30
525.733.150
Diamonds
Rihanna
31
525.712.581
Firework
Katy Perry
32
519.411.367
Let Her Go
Passenger
33
511.468.642
The Gummy Bear Song
Gummibär
34
508.075.979
Timber
Pitbull con Ke$ha
35
507.099.774
El Pollito Pio
Pulcino Pio
36
501.471.862

We Can't Stop
Miley Cyrus
37
499.281.900
Just the Way Your Are
Bruno Mars
38
495.315.336
Chandelier
Sia
39
487.421.728
The Fox (What Does the Fox Say?)
Ylvis
40
472.253.499
Animals
Martin Garrix
41
471.898.855
Can't Remember to Forget You
Shakira con Rihanna
42
466.670.459
Darte un beso
Prince Royce
43
466.336.091
La La La
Naughty Boy con Sam Smith
44
466.078.842
Wigle
Jason Derulo con Snoop Dogg
45
461.714.672
Super Bass
Nicki Minaj
46
456.619.378
Never Say Never
Justin Bieber con Jaden Smith
47
449.896.260
La La La [Inglés]
Shakira con Carlinhos Brown
48
448.982.717
Fancy
Iggy Azalea con Charli XCX
49
447.123.880
Beauty and a Beat
Justin Bieber con Nicki Minaj
50
441.272.566
Twinkle Twinkle Little Star
Super Simple Songs
51
439.054.902
Someone Like You
Adele
52
436.433.841
Party in the USA
Miley Cyrus
53
435.550.964
Scream & Shout
will.i.am con Britney Spears
54
431.467.611
Last Friday Night (T.G.I.F.)
Katy Perry
55
429.358.293
Blank Space
Taylor Swift
56
428.652.285
Burn
Ellie Goulding
57
426.799.897
We Found Love
Rihanna y Calvin Harris
58
418.031.502
Royals
Lorde
59
414.596.613
Give Me Everything
Pitbull con Ne-Yo, Afrojack y Nayer
60
410.036.483
What's my name
Rihanna con Drake
61
408.124.957
Grenade
Bruno Mars
62
401.352.667
International Love
Pitbull con Chris Brown
63
397.920.042
Problem
Ariana Grande con Iggy Azalea
64
389.943.994
One Time
Justin Bieber
65
382.057.177
Price Tag
Jessie J. con B.o.B.
66
381.987.965
Anaconda
Nicki Minaj
67
379.728.547
You Belong with Me
Taylor Swift
68
378.661.228
Boyfriend
Justin Bieber
69
376.593.770
Only Girl in the World
Rihanna
70
375.872.099
23
Mike WiLL Made-It con Miley Cyrus, Wiz Khalifa y Juicy
71
373.858.159
All of Me
John Legend
72
373.470.331
Rude
MAGIC!
73
365.590.806
One Thing
One Direction
74
364.730.126
Titanium
David Guetta con Sia
75
363.841.295
Summer
Calvin Harris
76
363.047.386
Blurred Lines
Robin Thicke con T.I. y Pharrell
77
358.831.957
Just Give Me a Reason
Pink con Nate Ruess
78
356.472.550
Stay
Rihanna con Mikky Ekko
79
354.582.969
Live While We’re Young
One Direction
80
353.228.301
Single Ladies (Put a Ring on It)
Beyoncé
81
350.494.945
Paradise
Coldplay
82
335.707.187
We Are One (Ole Ola)
Pitbull con Jennifer Lopez y Claudia Leitte
83
332.116.864
November Rain
Guns N’ Roses
84
330.042.838
Wide Awake
Katy Perry
85
328.464.983
Limbo
Daddy Yankee
86
327.742.821
One More Night
Maroon 5
87
322.584.348
Story of My Life
One Direction
88
319.853.707
Mirror
Lil Wayne con Bruno Mars
89
318.907.469
E.T.
Katy Perry con Kanye West
90
314.347.374
Best Song Ever
One Direction
91
314.203.307
Locked Out of Heaven
Bruno Mars
92
314.114.785
Come & Get It
Selena Gomez
93
312.057.056
Sexy and I Know It
LMFAO
94
310.521.549
Let It Go (from “Frozen”)
Demi Lovato
95
308.932.002
Dance Again
Jennifer Lopez con Pitbull
96
304.228.781
Man Down
Rihanna
97
301.454.710
Play Hard
David Guetta con Ne-Yo y Akkon
98
298.429.943
We Are Young
Fun con Janelle Monáe
99
297.264.500
She Wolf (Falling to Pieces)
David Guetta con Sia
100
293.938.233            
Somebody to Love
Justin Bieber con Usher

* Jon E. Illescas es Doctor en Sociología y Comunicación, Licenciado en Bellas Artes y artista plástico bajo el seudónimo de “Jon Juanma”.

Contacto: jonjuanma@gmail.com

Este artículo fue finalizado el 9 de febrero de 2015. Se puede publicar libremente siguiendo la licencia Creative Commons 4.0, por la cual se comparte respetando todo el contenido (o indicando las modificaciones y enlazando al original), las formas y la autoría siempre que no exista ánimo de lucro por parte del nuevo emisor o el medio donde se publique.

Notas:

1. Illescas Martínez, Jon E. (2014), Industrias culturales y juventud en el sistema-mundo. El videoclip mainstream como mercancía y como reproductor de hegemonía. Tesis doctoral leída en la Universidad de Alicante el 28 de noviembre de 2014, con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación CajaMurcia.